Nuevas recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud

Nuevas recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud para prevenir el sobrepeso


Un informe recién presentado por 30 expertos mundiales en nutrición y salud concluye que una dieta rica en frutas, verduras y cereales, y baja en sal, grasas saturadas y azúcares, junto a la práctica diaria de ejercicio moderado, son los mejores aliados contra la obesidad.


La OMS en la Asamblea Mundial de Salud, en colaboración con la FAO, está preparando una "Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud". Para llegar a formular dicha estrategia, estos organismos encargaron a un grupo de 30 expertos en alimentación y salud, un informe con nuevas recomendaciones sobre régimen alimentario y actividad física, dirigido a prevenir la obesidad, causante, junto al resto de las denominadas enfermedades crónicas, de más del 50 % de las defunciones registradas en el mundo.

 

 

Estas sencillas pautas se pueden resumir en:

Reducción de alimentos ricos en grasas saturadas y azúcares.

Disminución del consumo de sal.

Aumento del consumo de frutas, verduras y hortalizas frescas.

Práctica de ejercicio físico moderado durante 1 hora al día.

En el estudio también se indica que una dieta equilibrada, debería estar constituida por:

 

Grasas: entre el 15 % y el 30 % de las calorías diarias a ingerir, y de éstas, solamente el 10 % deberían corresponder a grasas saturadas.

Carbohidratos: entre un 55 % y un 75 % de las necesidades energéticas, siendo los azúcares refinados inferiores al 10%.

Proteínas: deben suponer entre el 10% y el 15 % de las calorías totales.

Frutas, verduras y hortalizas: al menos 400 gr/día

Sal: menos de 5 gr/día.

 

En una dieta común de 2.200 Kcal./día, estas proporciones representarían, más o menos:

35-70 gr. de grasas, 300-400 gr. de carbohidratos, 60-80 gr. de proteínas y 400 gr. como mínimo de frutas, verduras y hortalizas.

Se concluye que el modelo de desarrollo urbano, propio de las grandes ciudades, ha impuesto una forma de vida sedentaria y un cambio drástico en la alimentación, causas de un incremento de los factores de riesgo de enfermedades crónicas, entre las que destaca la obesidad.

En el informe se afirma que el cambio de hábitos alimentarios es una acción fundamental para prevenir riesgos. Instándose a los propios gobiernos nacionales a implicarse en estos temas, mediante la elaboración de directrices sencillas y su posterior divulgación a todos los estamentos sociale